Historia de los heladeros en nuestro medio. En las décadas de los años ’30 y ’40, el rubro heladería era privativo del recordado Ramón Cabrera y de Don Roque Destéfano. El primero instalado en la calle 9 entre 23 y 24, y Don Roque elaborando los helados en su casa de familia de la calle 22 entre 9 y 10, que vendía en la vía pública.
Tenía un carrito de dos ruedas con capota de lona, tirado por una yegüita que se llamaba «Percanta». Cada verano recorría los barrios. Se anunciaba con una corneta. Toc… toc.. toc.. y con acento italiano pregonaba «Helados… crema, chocolate, limón… y repetía la frase.
Después por toda la ciudad apareció en escena Laponia, carritos de mano, triciclos, y entonces los vendedores eran «Pito» Gómez, «Cachuzo» y el «Negro» Mejías en el Teatro Español. Más tarde, entre otros, fueron Ochoa, Artigas y el querido «Ojito· Acosta.